Hoy se completan 3 días de paseo familiar sin mi. Tuve que quedarme en casa.
Es una realidad completamente nueva en mi vida.
He estado solo pero siendo yo el viajero, nunca el que se queda esperando. Como soltero sin pareja enfrenté estos mismos espacios de soledad, pero estarán de acuerdo es que esta perspectiva es bastante diferente.
Para cuando se completen 8 días de Lina y Elena fuera de casa, quiero pensar que tendré un montón de experiencias que contar y que será tremendamente enriquecedor este breve momento.
Por lo pronto no va exactamente así. Han habido cosas buenas por supuesto, pero también han abudando las horas de ansiedad buscando llenar los largos momentos de silencio y problemáticos momentos de autoreflexión:
— Eyyy, no puedes escaparte de ti mismo. ¡Mírame a los ojos!
No soy sicólogo, ni profesional de ninguna índole en los temas de la mente, así que me acerco a este tema como abordo prácticamente todos los asuntos de mi vida. Cada uno tendrá sus propias formas de enfrentar sus demonios y de sacar sus conclusiones.
Arranquemos por lo bueno.
1- Estar solo en casa es vivir sin la necesidad de negociar las pequeñas cosas con nadie mas allá de ti mismo.
Cada persona tiene sus propias manías de casa que viven en un estado de hibernación interna. Dormir en un lado de la cama, despertarse pero no levantarse inmediatamente, hablar duro por teléfono o simplemente no hablar nada porque estamos pensando en la “nueva idea millonaria” que acapara toda nuestra atención.
Cuando no estamos acompañados, se experimenta una sensación de libre albedrío total en las pequeñas cosas tremenedamente adictiva.
Esa almohada que nuca puedes tener, esos 10 minutos de más en la cama, qué comprar o no en el mercado, salir o entrar de casa a la hora que deseemos es parte de las cosas buenas de estos tres días de experimento.
Para un persona mandona como yo, este beneficio es un placer que disfruto infinitamente.
Decidí ir a un concierto el mismo día mientras me tomaba un café. Decidí ir solo. Decidí llorar como groupie entre desconocidos….
Cuando terminal concierto, decido tomar una bicicleta Tembici a la medianoche bogotana y recorrer 40 minutos entre calles completamente vacías hasta llegar a mi casa.
2- Estar solo en casa es tener espacio para la reflexión sin distracciones.
En mi mundo, ser pareja y papá es la cosa más emocionante y gratificante que me haya pasado, pero no puedo negar que es tremendamente demandante de tiempo y de concentración real.
Aunque no lo tengo diagnosticado oficialmente, estoy casi seguro que hago parte del grupo de población que convive con un TDAH (Trastorno de deficit de atención e hiperactividad) en alguna proporción.
Este trastorno implica dificultad para concentrarse, hiperactividad y en ciertos casos comportamiento impulsivo y dificultad para autocontrolarse.
Pueden chequearlo con este test.
Estar solo en casa es principalmente descansar de luchar contra la falta de concentración y dejar que fluyan todos los globos sin restricción de tiempo y espacios.
3- Estar solo en casa es poder activar mi vida social a mi gusto.
Este benficio es curioso. Es una de esas cosas que anhelas tener y una vez las tienes, no sabes que hacer con ella.
Miles de historias, películas de cultura pop hablan de lo maravilloso que es volver a tener la libertad de cuando eramos más jóvenes o solteros. Revivir los “mejores años”.
Ya no soy esa persona.
Me adhiero a esa manera de ver la existencia como una sucesión de pequeñas muertes en vida que nos permiten madurar. No sé si vaya a hacerme falta este benficio, al menos hasta hoy no me ha hecho falta en realidad.
Ahora lo malo.
1- No logro controlar el estado permanente de autorreflexión.
La falta de esparcimiento de calidad genera en mi cabeza un estado eterno de “pensadera”. No he logrado en estos 3 días aquietarlos.
No me ha servidio cocinar, no sirve la TV, no sirve hablar con personas. Es una perpetua necesidad de ocupar la cabeza con pensamientos lleno con otros que intentan averiguar maneras de no tener pensamientos. Ciclo sin fin. Asunto por resolver.
2- Mis momento culinarios son poco variadas y extremandamente aburridos
Estar en compañia es contar con la fortuna de una segunda mente creativa para unos de los momentos más placenteros de mi existencia: La comida.
Pasan los años y no logro disfrutar de preparar y comer en soledad, sabiendo que un par de horas después vendrá otro momento de soledad similar al momenos de sentarme a la mesa.
Dijo Fito Paez en su concierto ayer: “Venís aquí, no a un concierto sino a una ceremonia de comunidad, donde nos conectamos para trascender así sea por un pequeño instante…”.
Los momentos de comer son eso para mi. Difícil lidiar con esa ausencia.
3- Los malditos platos sucios
Algun día la humanidad se inventará un sistema que elimine de tajo el costo irrecuperable de un gran banquete: el tiempo invertido en la lavada de platos y limpieza de cocina.
Sin embargo, cuando estamos en compañia se hace mucho más llevadero y hoy estando en soledad, debo decir que hasta llevadero.
Pero estos días de platos sucios, y de abrise la posiblidad de acumularse inexorablemente en la cocina, también han sido de responsabilidad para no vivir en carne propio los viejos fantasmas de falta de ascepcia de mis antiguas casas.
Toca lavar los verracos platos!
Hasta aquí la primera parte. Espero completar esta historia el próximo martes con 5 días más de soledad y pensamientos.
¿Han vivido algo así? ¿Qué recomendaciones me hacen?
Cuéntenme en los comentarios.
"Estar solo en casa es vivir sin la necesidad de negociar las pequeñas cosas con nadie mas allá de ti mismo."
Absolutamente de acuerdo. Puede ser incluso algo aburrido, pero durante las primeras horas, un sueño...